lunes, 25 de junio de 2012

Falsa alarma

    Como os he adelantado en la anterior entrada, yo usaba anticonceptivos desde los 17 años. Mis menstruaciones eran dolorosas y abundantes, tan abundantes que a los 17 años, en plena adolescencia, tenía una Anemia ferropénica tan severa, que perdí prácticamente la mitad de mi cabello. Yo me daba cuenta de que aquello no era normal, aunque  mi médico, de cuyo nombre no quiero acordarme, consideraba que era algo de lo más corriente. Llegó a decirme que mi inminente alopecia no era motivo de consulta médica, que me fuera a una peluquería y me hiciera una peluca. Finalmente y a regañadientes, accedió a hacerme una analítica, el resultado era alarmante. Mis niveles de hematocrito y hemoglobulina eran bajísimos, así como la ferritina. Con el resultado en la mano me pusieron un tratamiento con hierro oral. Un sulfato ferroso, bastante económico que provoca entre otros efectos secundarios estreñimiento, pero sube los niveles de hierro en sangre en poco tiempo. Así estuve más de 6 meses. Pasado ese tiempo acudí a un ginecólogo privado que me hizo una ecografía. En ella se vislumbraba un quiste ovárico. Me recomendaron el uso de anticonceptivos hormonales para regular mi ciclo y controlar los sangrados.
    Llegó el momento de elegir un método anticonceptivo adecuado. Me hubiera gustado elegir, pero en la seguridad social en ese momento, solo uno entraba por la seguridad social. Diane 35. Ahora hay anticonceptivos subvencionados  pero en ese momento, este era el único que entraba por el seguro. A las pocas semanas de tratamiento comencé a sufrir unos fuertes dolores de cabeza. En un principio no los asocié con el anticonceptivo, pero luego me di cuenta de que era un efecto secundario de su uso. Me cambiaron a otro anticonceptivo también hormonal y así estuve durante unos años. Pasado un tiempo, opté por el anillo vaginal. Era más cómodo, lo ponías un día y hasta pasadas 3 semanas podías olvidarte de él. Los días de la regla así como la cantidad de sangrado comenzaron a disminuir, hasta que un día esta desapareció. ¿Y que es lo que una mujer piensa cuando no tiene la regla? Pues que está embarazada. Sabía perfectamente que la posibilidad de producirse un embarazo habiendo utilizado el método anticonceptivo de forma correcta es prácticamente inexistente, inferior al 1% en la teoría, pero seguramente mucho menor en la práctica. Sin embargo, yo sufría un retraso. Compré un test de embarazo en una farmacia y como la curiosidad es algo que a las mujeres nos pierde, no esperé a hacerme la prueba con la primera orina de la mañana. Fui a cenar con mi marido, y en el baño del restaurante me hice el test. Estábamos comiendo el postre cuando la rayita apareció. Era un resultado dudoso. Se había marcado pero era practicamente imperceptible. Sin embargo las instrucciones del Predictor eran claras. Si la raya se colorea, aunque sea de forma muy leve, debe tomarse ese resultado como positivo. Yo sin embargo no lo tenía muy claro. Demasiado sencillo me parecía todo. A la mañana siguiente me fui directa a la farmacia a comprar un nuevo test. Le enseñé a la farmacéutica el resultado del anterior y ella lo tenía claro. "Yo te diría que esto es un positivo, de modo que deberías empezar a tomar ácido fólico, aunque si te digo la verdad, si el test fuera mío, yo tendría muchas dudas". Cogí mi test y mi cajita de ácido fólico y subí directa a casa. Lo hice y el resultado fue negativo. Esta vez no había lugar a dudas. Sin embargo algo había cambiado en mi. Durante unas horas había pensado que estaba embarazada. Sentí una tremenda decepción ante el resultado. No había nada creciendo en mi interior, de repente me di cuenta de que quería ser madre. Dejé de tomar los anticonceptivos para que la naturaleza siguiera su curso, pero la naturaleza al parecer no se quería poner de mi parte.

domingo, 24 de junio de 2012

Todas se quedan a la primera

    No sé si os ha pasado a vosotras, pero a mi me pasa. Todas las mujeres parece que no tienen ningún problema para quedarse embarazadas. Todas mis amigas se han quedado a la primera, o al menos eso dicen. Y no digo yo que no haya muchas que si lo hayan hecho, pero ¿todas? me parece demasiado. Luego te pones a preguntar y te das cuenta de que a determinadas edades no es tan sencillo. De echo, los ginecólogos, no te toman en cuenta hasta que no haya pasado un año desde el día en que te pusiste a intentarlo.
    Yo desde jovencita, tenía la sensación de que iba a tener muchos problemas para quedarme embarazada. Era una especie de intuición. Mi madre sin embargo siempre me decía: "Hija, ten cuidado que yo me quede embarazada sin desnudarme. En la noche de bodas" Lógicamente esto no era cierto, pero me quería hacer entender que en mi familia éramos muy fértiles. Y no se equivocaba. Ella se casó el 3 de Agosto y mi hermana nació el 15 de Mayo. Se puede decir que a la primera. Y mi hermana lo mismo, se quedó embarazada el día que decidió casarse. Tomaron una copa para celebrarlo, luego otra, y al parecer la noche fue movida. Hubo que adelantar la boda ya que mi sobrino crecía rápido. En dos meses organizamos todo, y en febrero se llevó a cabo el enlace. Fué un día frío pero soleado. Ella estaba preciosa, radiante aunque eso si, echó en falta eso de brindar con champán, nada de alcohol, ni en el día de su boda. Este embarazo, aunque fue inesperado, llenó de felicidad a la familia. Mi hermana y mi cuñado ya tenían edad para ser padres. Ella 32 y él 38 y llevaban años viviendo juntos. El día 1 de Septiembre nació Hegoi, mi sobrino. El niño más bonito del mundo, bueno, cuando nació, bonito lo que se dice bonito no era. El parto fue un poco largo y su cabecita parecía una berenjena, más ovalada que redonda. Cuando le vi, no podía parar de llorar. Sentí que era lo que más quería en el mundo, y le acababa de conocer. En ese momento, lejos de aumentar mi instinto maternal, el poco que tenía desapareció. Ya había nacido el ser más importante para mi. ¿Para que necesitaba yo uno propio? Disfruté al máximo de los primeros años de vida de Hegoi, y cuando éste contaba con 3 primaveras, mi hermana me dijo: ¿Nos ponemos a dieta o nos quedamos embarazadas? Yo me puse a dieta, pero ella al mes siguiente ya estaba embarazada. Nueve meses más tarde nacería mi segundo sobrino, Ibai. Creí que no podía querer nunca tanto a nadie como quería al primero, pero cuando nació el pequenín me di cuenta de que el amor es infinito.
    Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, no sé porque yo seguía pensando que no iba a poder tener hijos, pero era algo que tenía claro. No me quitaba el sueño porque todavía no tenía intención de tenerlos, pero tenía claro que no iba a ser un camino fácil. Era una idea en parte infundada y en parte basada en mis desajustes mentruales, mi ovario poliqúistico y el hecho de haber estado usando anticonceptivos hormonales desde los 17 años. Aunque nada de esto es causa de infertilidad.